¿A QUIEN te PARECES?

Y me asalta una pregunta:

¿A quién te pareces?

Si el río se pasea hasta la mar

y sus gotas, son iguales

del principio hasta el final.

En el gris aguacero

se olvidaron de sus madres.

Y su casa de azul caramelo

se la comió el blanco

de tus ojos en el cielo.

Se juntaron, sin destino,

a su libre albedrío.

Sin piedras en su camino,

no llegaban al erial

del horizonte dividido.

Manchaban, sin manchar,

los barrancos y el cantal.

¿A quién se parece?

Me pregunta el zarzal,

cuando mi irá te hace llorar.

Discurre tu agua en el Arás, 

nuestros hijos la acarician,

la dejan pasar.

Les hemos enseñado

que tiene que llegar hasta el mar.

¿A quién te pareces?

Me pregunta

en la noche

mi estrella fugaz.

¿A quién te pareces?

Me parezco...

... a la sombra del viento en el mar...

ya tiene este poema su punto final.

Un POEMA DERROTADO

Y es que mi vida, 
no es como la soñé
cuando tenía 15 años.

Por eso, estos poemas

ya nacen derrotados.

Aunque tengan el ritmo
de corceles negros

o el vuelo imprevisible

de las mariposas.

Aunque tengan la rima
anárquica, desordenada.

Ya nacen derrotados,

sin acudir a tu guerra.

Pero en su cobardía

les tengo cariño

porque son algo mío...
...sólo mío.

Y es que soy todo a la vez:

Capitán, timonel, marinero,

amante y también cocinero.
Y sólo estoy en este navío,
en esta neuronal fragata,
que nunca entrará en batalla
pues su pólvora está mojada.

Hoy tengo cita en mi agenda.

Hora con el psicólogo.

A ver si me encuentra,

algo bonito por dentro.

Que ya llevo yo años buscando

y no lo encuentro.

A ver si me receta pastillas

que no tengan muchos efectos.

Que sólo me hagan volar,

por mis sueños despiertos.

No te ENTERASTE, pero FUISTE mi MUSA

Por algún rincón binario,
por alguna nube sin cielo,
ronda tu esencia
en mi firmamento.

Por vergüenza,
y eso que no se lleva.
Por vergüenza sólo,
tu esencia en mi letra.

Tu nombre no rima,
con el deseo de mi beso.
Tu nombre vuela,
acompañando mi neblina.

Tu silencio
alimenta mi desazón,
y cuando creo que soy digno 
embarro mi caparazón.

Mi nombre en tu silencio.
El tuyo, en mi pensamiento.

Ese SOL que DUDA

Ese sol que duda
donde dudo yo.
Ese sol débil
que tu cara palpó.
Es tímido en el día gris
como toda mi vida,
como siempre fui.

Ese sol me acompaña
a mi tan sola soledad.
Ilumina los balcones
en los que invento,
maceteros para plantar,
manojitos de mis sueños,
acordes para cantar.

HIBERUS FLUMEN

Fui el rey bastardo de mi reino,
vestía con seda y lino,
y mi corona te cegaba con su brillo.
Hasta que llegó el frío invierno.
Ése que alimentó, a mi río Ebro.

Ahora en este domingo perfecto,
el cierzo ya no recita,
ha dejado paso el viento bufón
a un río que no puede volar,
que arrastra mi vida y la de los demás.

Las riberas rectificadas
desvanecidas tus huellas

al paso de su gran riada.

La crecida marrón, desbocada,

y su fluorescencia descarrilada.

El aroma  de la tierra seca,

conquistada por la mojada.

Tierra seca, deshauciada,

por la natura, por el agua.

Por ella mi esencia, navega, navega.

Las riberas y sus gentes

suplican, y miran al cielo.
Esperan a un dios con bayeta,
con un pozal de armadura,
y una fregona como saeta.

Mientras sus hijos

sólo juegan a soñar,

que buscan cantos,

piedras planas para tirar.

Y en su batalla al agua brava besar.

Solo los ojos del puente,
no tienen miedo a mirar.
Por ellos han pasado
nuestro principio,
nuestro final.

Esos ojos, esos ojitos,
se quedaron ciegos,
no me dejaron abdicar.
Ni los pontones pudieron,
enseñarle al río, el camino a la mar.


Ahora soy un caballero oscuro,
sin cuna, ni casa, ni país ni reino.
Vestido con trapos y harapos, 
y mi corona está llena de sueños.
Mi corona es la que quiere atrapar.

A esa frágil mariposa
que vive en mi estomago,
y vuela sin cesar.

Que pase está crecida,
que vuelva la normalidad.