Cuando escribo
quiero sentirme
que soy un eco.
El eco del mundo.
Cuando escribo,
quiero poner alegría,
aunque no lo consiga.
Bien sabe Dios, que quiero,
aunque Dios no me exista.
el eco de mi voz
es el que se oye...
porque mi verdadera voz
se ha extinguido.
Y en mi puesto de trabajo
me llaman mustio.
Sin embargo,
yo me río,
por dentro me río.
yo me río,
por dentro me río.
creen andar.
Y sí que andan,
pero como si llevaran un meado,
y no se hubiesen puesto pañal.
Y también creen correr.
Y sí que corren,
corren por la arena.
Esa arena cobarde,
la que se duerme
y no se mueve
la que es frontera
con el agua del mar
Corren porque
la arena, en su final,
arde y quema,
en su estaticidad cobarde.
No se dan cuenta,
que la arena postrera,
prefiere el agobio del sol,
a mojarse en la ola
que empuja la marea
del satélite de la tierra.
Y escribo,
pa que cuando
algún jo puta
saque una lija,
que no me exija
que se me desgaste
el amor.
Y escribo.
Poesía, con rima y sin rima,
con la métrica que me da la vida.
Poesía...
con la métrica que me da la vida.
Poesía...
porque dicen que no se lleva.
Porque en el fondo
no me gusta,
lo que hace la mayoría
Y escribo los caos
que habitan en mi cabeza.
Me quedaría solo,
me llamaríais majareta
me llamaríais majareta
si os los dijera.
Y escribo
porque soy minoría,
mientras la gente va recta,
yo con tus curvas
en nuestra sintonía.
porque hace mucho,
que no vuelo, ni viajo.
Y dicen que la vida
es un viaje, una odisea.
Y por eso escribo,
porque aún no noto,
que esté de vuelta
de ese viaje.
Cuando me beses,
sólo entonces,
opinaré como me ha ido esta aventura.