Introducción


"Hay que detenerse un momento, y mirar al cielo en vez en cuando, y darse cuenta de que A VECES, tienes que hacer las cosas AHORA...
en vez de más TARDE... porque LUEGO... LUEGO puede ser dentro de un montón de años y LUEGO, puede ser ya demasiado TARDE... y lo siguiente a NÚNCA... JAMÁS."

a la libertad...

a la libertad...
Todo lo que no ha salido de mi jaula se encuentra en cursiva

BUSCANDO

jueves, 27 de noviembre de 2014

Y busco,
busco,
y sigo buscando,
y no encuentro.
¿No será que lo he encontrado?



Y en el viento,
un susurro...
Busca, busca,
y sigue buscando.
Que lo mejor es buscar 
y no encontrar,
para seguir buscando.

Para seguir mil caminos
para no estarme quieto,
y con mi movimiento,
darle alas al viento.

Y en el viento,
un susurro...
Busca, busca,
y sigue buscando.
Que lo mejor es buscar 
y no encontrar,
para seguir buscando.

Y cuando me canso,
paro ese viento,
le regalo una caricia,
entonces amaina
y se convierte en brisa,
entonces en mi se peina,
en mi se atusa,
tu risueña sonrisa.





Mi VOZ, esa SIRENA VARADA

viernes, 21 de noviembre de 2014



Tengo amarrada mi voz,
la tengo escondida,
para que no se me pierda.

La ato a papeles,
llenos de estrellas,
intento que sean fieles,
intento que sean bellas.

Mis estrellas son palabras,
palabras apoyadas en rieles,
son monedas a la espera...
A la espera que las aplasten,
unos desconocidos señores
llamados críticos y censores.
A la espera que las achaten,
el poder de sus ferrocarriles.

Pero por encima sólo pasa 
el tren de mi ilusión,
el convoy de mi imaginación,
ese que pocas veces suena,
el que en sus vagones sin razón,

tan sólo lleva...
belleza, amor, esperanza,
y si se reflejan en mi espejo
fealdad, odio, desconfianza
y un poquito de desazón.


De vez en cuando paseo a mi voz,
pero prefiero que vaya de mi mano,
y en ese deambular borramos envidias.

Los dos juntos repartimos sonrisas,
las mismas que arrasan injusticias.


A veces, se me pierde la voz,
y me pierdo yo,
cuando me sale la ira
y mi mal humor.
Y la vuelvo a encontrar,
con el jugo de la montaña,

que nace del hielo,
deslumbrante al sol,
con el color 

que le pone al cielo,
tu mirada tierna,
reflejada en un poema,
escrito bajo la luz
de tu ardiente farol.


A veces, 
se me extravía mi voz
y mis sentimientos,
por los agujeros
de un saco de deseo.

Pero eso me lo callo,
pero eso no lo explico.
Por esta razón
no quiero 
que me llames
por tu boca...
poeta.
No, no quiero.


Solo soy voz,
anónimo grito
de persona encallada.

Soy el surrealismo
de tu marihuana.
Canción, música,
de sirena varada.

Gemido que se esconde
en una bóveda acristalada,
en un cielo roto.
¿Quieres saber donde?
¿Quieres conocer mi cielo?
Ese que se me nubla,
cuando borro las fronteras,
de mi conciencia

Ese que juega al escondite
detrás de las líneas imaginarias
de mi pensamiento.

Ese cielo amurallado
que me visita cuando sueño.
Ese cielo...
en el que soy el único habitante,
que hace dedo para ir al infierno.



Efectivamente...

Este es mi cielo,
quizás ya lo conozcas.
No te sorprendas,
quizás sea el mismo
que el tuyo,
si en mí piensas.

Mi MODISTA ALEGRIA

miércoles, 19 de noviembre de 2014


Vaya hermoso taller
tiene mi modista.
Lo tiene junto al cielo,
lo visito cada día.



Mi modista de la alegría,
me anima mucho la vista,
me la alegra con sus curvas,
entretiene  mis pupilas.

Los alfileres,
los ajunta concentrados.
Y las agujas,
también concentradas, 
en pie de guerra,
todos juntos, todas juntas,
en un pequeño cojín,
anticuado cojín de arena.

Va tirando de mis sisas,
y sus manos acarician
el blanco cuello
de mis camisas.
Más abajo, sólo coge 
el doble
a mis perneras.

Yo tiemblo...
más de una vez
me ha pinchado
al tomarme las medidas
de mis petos de trabajo.

Tiene un montón
de clases de tijeras,
pero están desafiladas.
Son incapaces de cortar,
mi desagradable ira,
mi enorme mala ostia.

Busca entre patrones
y cuando encuentra el mío,
me dibuja con su tiza
en mi rostro sombrío,
una blanca sonrisa,
sonrisa de un desvarío.

Aprovecha todo,
retajos, botones.
Y con las costuras
de sus pezones,
hace arreglos,
arreglos de mis descosidos.

La modista de la alegría
me esta haciendo un visillo
para que me pueda ver por dentro,
pero que nadie más me vea,
pues en el fondo soy muy feo
en el fondo de mi mar, 
adentro,  muy adentro,
en lo alto de la montaña
ateo, muy ateo.

La modista ama a un sastre,
el sastre de mi locura.
Y éste sólo viste,
a unos tocinos señores
que viven en mi cabeza.

La modista es amada,
querida por el sastre,
pero a veces,
en un despiste,
sin que se de cuenta
me dibuja mil sonrisas,
con los huevos, con las yemas,
de una futura y exquisita tortilla.


El sastre sospecha,
desconfía,
y ante la duda,
ese alfayate,
bufón demente,
ya no me fía.

El muy jo puta me grita:
"para el poeta basura,
ni una triste camisa" 
"Tendrá que ir en pelotas
a visitar a otra querida"

Con el paso del tiempo,
la modistilla ya no se acuerda,
de mí y de mi mala ostia.
Sus tijeras en una caja
esperan que me pierda.

Y perdido debo de estar,
pues no encuentro a nadie
con unas buenas tijeras,
que de un tajo corte,
toda mi ira, toda mi cólera,
toda mi mala ostia.

Y si aparece alguien,
tan sólo espero,
que los agujeros
de mis bolsillos
no me los zurza,
y así por ellos caiga
toda esa puta rabia.

Y si aparece alguien,
que me irradie ternura,
con su mirada.
Que me rompa el visillo,
si no le agrada.

Y si aparece alguien,
que sea la tuerca que me falta,
la tuerca de mi tornillo.
la tuerca que de mí disfruta.

De momento sólo aparecen
los tocinos señores
que riendo me dicen al oído,
"Tú estás loco, chiquillo"
Y yo les respondo:
"Pero si tan sólo pido...
un noble corazoncillo."


SOL de OTOÑO

lunes, 17 de noviembre de 2014





No sé si es el sol muriendo cada día
o si son las hojas que a su contacto
huyen del viento y se están quemando
de mi chopera y la tuya en otoño vacía.

El atardecer es el padre de esa duda,
y es aquí en la calle donde le pregunto.
Mientras quedo a la espera de su respuesta,
me arrodillo en la acera junto al adoquinado.
Para observar desde otra perspectiva,
como va y viene la gente...

como van caminando.

Y sigo observando,
y sigo buscando.

Busco y rebusco...
Y al atardecer le pregunto.
Donde se encuentra el brillo
de los hilos de sus marionetas,
para cortarlos y hacerles un favor.
Que para que cuando se enreliguen,
ya estén cortados.

Para que no les arrastren,
que no caigan sus almas.
Para que miren arriba,

y no tengan miedo,
que sólo está el cielo.
Que no son ni menos,
ni más que nadie.

Que puedan pensar,
que sí, que PODEMOS.
Que no tienen que arrastrar,
por el suelo las miserias de los otros.


Que mis puertas son sus puertas,
y mis ventanas son sus ojos.

No VEO

jueves, 13 de noviembre de 2014

Decoro los huecos de tu pelo,
en una habitación del psiquiátrico.

Miro al techo
y no veo cielo,
no veo estrellas.

En una foto,
tu mano
toca la mía.
Pero es sólo una fotografía.

No veo orgasmos,
no veo bragas.

Si me dejaran salir...
Ay, si me dejaran.




Te juro que miraría
a las nubes,
como si fuera
la primera vez
que las oteo,
pero no las veo.

Tampoco veo ventanas
ni veo puertas,
están bajadas las persianas,
y sólo veo las alas
de tu eterna mirada.

Y mi constante espera
desgasta mis sueños.
No veo al joven,

ni tampoco al viejo.
Tan sólo veo,
a un humilde caballero.
Que tiene su voz
secuestrada,
dentro de un bicho,
dentro de una alimaña.
Vergüenza, dicen que se llama.

Y dentro de su cabeza,
una hucha de palabras.
Y sus poemas, 
apuntalados,
con sus deseos,
con sus sueños,
con sus promesas.

Dejadme salir...
que no veo...
no veo el mar,
ni la llanura,
ni la montaña.

No los veo....

Díme,
si tus ojos
lo ven.



Dime,
Dime tú,
si mi dolor
tiene color. 
Y si es negro,
píntamelo,
con tus manos,
con tus besos.
Conviértelo
en un dulce...
en un dulce sueño
de niño.
En un caramelo
que pegue
tu cuerpo
al mío.

En tu PENUMBRA

miércoles, 12 de noviembre de 2014

En la penumbra
de nuestro dormitorio,
se ha apagado un reflejo.
Ya no eres tú, 
ya no soy yo, 
sino tan sólo,
un recuerdo viejo
delante del espejo.







Bendigo,
cuando el terciopelo 
de tus hombros
se roza con mis manos.
Pero las caricias
no sirven para nada,
en un reino
que no reinamos.

Ya no somos dueños
de la soledad.
Ya no somos dueños
del único número par
que es primo.




Somos, sólo somos,

silencio.
Silencio apagado
por quienes lloran
a nuestro lado.

Que LLUEVA

martes, 11 de noviembre de 2014


Sujeta esa nube...
SUJÉTALA
hasta que se haga de noche.
Que no se la lleve el aire,
hasta que no me riegue.
Que tengo el corazón seco,
y no es suficiente
con el lagrimeo de sus ojos.

Que me ha costado mucho

asustar al sol,
que me ha costado mucho
desterrarlo.

Que llueva sin tregua.

Que cuando oscurezca,
no puedan ver los búhos,
las estrellas
ni la luna.




Que les sobren motivos,
para que se queden quietos.
Y me miren con sus ojos.
Que no haya parpadeos.
Que la lluvia nos moje,
mi pelo y su plumaje.
Que el agua nos recuerde,
nuestra lucha...
nuestro linaje.

BESOS de CINE

martes, 4 de noviembre de 2014



El cine de Aso
se encuentra en mi garaje.
Allí acuden almas pequeñitas
en busca de patatas
chuches y palomitas.







Cuando hay un beso
beso de películas.
Una alma morenita
se tapa los ojos.
Ese alma vuelve la cara,
pide que le avisen
cuando el beso se acaba
y así sigue la película.








Cuando sea mayor
cuando crezca.
Los besos los dará ella.
Y no pedirá que le avisen
sino que avisará ella.

El CUCHARERO

lunes, 27 de octubre de 2014

El hermano de Leandro
nos dejó hace tiempo.
En su taller cercano al campo,
sin su permiso se ha instalado,
un silencio polvoriento.

Las arañas en lo oscuro,
un gran ejercito han formado
y sus telas han conquistado,
rincones, cajones, y un trapo,
un olvidado trapo harapiento.



Huérfana, quieta,
duerme su herramienta.
Amiga, compañera,
de su trabajo, de su mesa.
Mientras por su puerta,
sin pensar en ello,
sin darse cuenta,
mi yo caminante pasa,
andando, pasa.
Y volando en la brisa
su aura me acompaña.
Su aura se aprovecha,
se aprovecha de mí.
Aterriza y se aposenta
en el hueco que deja...
que deja tras de sí,
el cuerpo
en movimiento,
de mi yo caminante,
de mi yo viajero.
 


La brisa se convierte
en ráfaga...
ráfaga de racheado viento.
Y por un momento
mi aliento...
naufraga.
Bajo la cabeza.
Tomo aire,
tomo estampa.
Y te acometo viento.
Te meto calma.
Ahora que conozco tu talento
estáte tranquilo y descríbemelo.

Descríbemelo,
ahora amigo.
Y si no puedes,
describeme su testamento,
pues tú eres su único heredero.
Del sobremonte solo el viento.
Viento...
eterno acompañante
de mi pensamiento

No me digas,
qué sólo me acompaña tu frío.
No me digas...
qué por el camino del cementerio,
va, moribundo un madero.
No me digas... qué ya lo siento.
No me digas...por favor.
No me digas...
que va caminando sin su dueño.
Caminando 
arrastras compañero,
por tierra húmeda y lodo de un sueño.

Menos mal que me recuerdas
que del madero fue dueño,
el corcovado carpintero.
No te olvides amigo viento,
que también fue dueño,
del taller...
del taller y sus sueños.

Y de éstos,
tan solo quedan restos...
restos de una puerta verde,
pintada en febrero.
Y si alguien la abre,
quedará enchordicado
en su banco olvidado.




Pero no quedará,
su trabajo olvidado.
Cucharas, enseres,
montones de clavos,
amigos de martillos,
rusientes, sin brillos.
Punteros afilados.


La materia prima
nunca olvidada,
de boj la madera.
Por su buril moldeada,
por sus manos acariciada.
Nunca olvidada,
su madera amiga
compañera de su vida.


Se quedaron huérfanos
los guisos de Dorita.
También huérfanas,
las sopas de Adela.
Ya no gozaran sus calderos
de las circulares vueltas
de sus cucharas de madera.
Nudos vetas fibras astillas
se quedaran olvidadas.
Formones, afilados,
también olvidados.
Se quedaron con el serrín
sus posturas en la silla,
los momentos débiles
de floja incandescencia,
haz de luz de su bombilla
haz de luz, poca luz
que se quedaba corta,
para iluminar sus ojos,
y guiar sus manos
por su amiga la madera.


Ya no llamará a su bastón,
el que un día fue
hijo de su madera,
para que le acompañe
hasta el salón de la aldea,
para echar un leño,
a la comunitaria chimenea.

Y este es el fin.
Tan sólo queda serrín.

OVEJAS sin PASTOR (a ÁNGEL)

lunes, 20 de octubre de 2014

Ha salido un día soleado,
deber ser un falso verano
momento de otoño templado.

Y es aquí en esta pradera
donde nace la hierba
y mi palabra,
donde mi mirada
se cruza con ellas,
y les pienso y les hablo:

No os amo con locura,
pero me deleitáis
con vuestra mirada,
libre de asombro.

Bajo mi cabeza y encuentro,
el suelo fecundado
de el último paso
de vuestra digestión placentera.
Quedáis pocas por este campo.

Pienso.




Vuestro pastor 
ya no os sube a Puerto.
ya no suenan los esquilos,
solo vuestro balar
navega por el viento,
llamando a vuestro padre.
Padre adoptivo.
Pastorcillo errante.


Y yo tan sólo tengo,
de su andar el recuerdo.
Y yo tan sólo huelo,
la lavanda
qué impregnó,
en un pañuelo.
Trozo de tela
que habitó
en su bolsillo,
y ahora habita
en el mío.


He compartido
con él.
Con él y con vosotras,
minutos y momentos.
Se me fue un amigo,
se me fue su sorna.
Se fue y os dejo huérfanas,

Os dejo a Dorita,

tan sólo a Dorita.
A mi, la añoranza
de su fuego
en su casa.
Y es ahora,
en esta aldea
que lo vio nacer.
Es donde se me despierta
este poema.
Vosotras,
con vuestra lana pasajera,
aún podéis hacer
algo por él.
Despertar mi guitarra
y está noche,
a la luz de la lumbre,
le mal cantaré.
Uniré el crepitar
de la leña,
con un acorde menor.
Y le preguntaré
en voz alta.
Aunque ya sé la respuesta
¿Donde se encuentra mi amigo?
¿Donde?
Vuestro pastor.

Foto tomada por Ander

Y ahora levanto la cabeza
Y me imagino
un susurro en el cielo,
un acorde que no existe.
El graznido mudo
del Milano del Sobremonte.



Me recuerda a tí, pastorcillo errante.

Y me recuerda también 
que te fuiste un frío día de diciembre.
Se murió una amistad sin fin.
Tu nombre:
Cinco letras.
Tu nombre:
Ángel.
En un eco de dulce miel,
tu nombre completo:
Ángel Pérez Acín.

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