Una PERSONA CORRIENTE

Del cielo gris, cayó impaciente,
sobre la ciudad transparente.
Llovió en su cara,
se rocío su hada.

De entre tanta gente
de inculta simiente,
nació una semilla
cuya estrella no brilla.

Cada vez hay más gente
con un hambre rugiente,
los agujeros de sus cadenas,
de su libertad están rellenas.

Del análisis de los críticos
de la métrica en los ríos,
surgen los efluvios
de sus pensamientos sombríos.

Y en su reloj plateado
las agujas ha tornado,
ya no corre ni su sombra
pues su cuerpo está parado.

Menos mal que tú te mueves
junto con el agua del torrente,
que nace en tus cumbres,
que muere en su fuente.

De entre tanta gente,
tú le comprendes,
es un poquito de agua
un poco de agua corriente.

(Dedicado a todos los que se piensan que no son nada o que son poca cosa.  Siempre existirá alguien que sea el agua de nuestro torrente, para beber en sorbitos, sorbitos pequeños)