Introducción


"Hay que detenerse un momento, y mirar al cielo en vez en cuando, y darse cuenta de que A VECES, tienes que hacer las cosas AHORA...
en vez de más TARDE... porque LUEGO... LUEGO puede ser dentro de un montón de años y LUEGO, puede ser ya demasiado TARDE... y lo siguiente a NÚNCA... JAMÁS."

a la libertad...

a la libertad...
Todo lo que no ha salido de mi jaula se encuentra en cursiva

Sin CARICIAS y con ENVIDIA

jueves, 22 de enero de 2015

Mi mente no recuerda
tus dedos en mi piel.
Tu índice dibujando
caminitos de hormigas que aplasté.

Mi mente no recuerda

que me sentí morir.
Tu susurro en mi oído,
palabras de viento con tu violín.

Se me come la envidia,

del discurrir del agua,
en la roca de río,
como la arrulla mientras la desnuda




Se me come la envidia

si acaricia la brisa
tu rizada melena
junto a la hoja del serbal ya caída.

Me corroe la envidia

ver a perfectos padres 
cuyos hijos e hijas
dicen siempre sí, sus besos a pares.

No besé lo bastante

razón por la que envidio
los besos juveniles
de quinceañeros caídos del guindo.

Fruto dulce y  caliente

Olvidado en el tiempo
Reminiscencia agria
recuerdo del último beso denso.

Recuerdos de verano

del padre, del que apaga,
la luz que dejan dada.
De ti me aleja, esa luz olvidada.

Amigos olvidados

por extensas cadenas
tatuadas de egoísmo
De los que dicen siempre "no" y "espera"

Añoro esas caricias

las caricias de eros
Esas que no recuerdo
Añoro tu culo y también tus besos.

Y me cago en el tiempo

guardo toda mi mierda
dentro de ese cristal
junto al polvo de mi reloj de arena

Ya no me pertenece 

mi vida y mi sendero
Un abuelo me ha hablado
y me ha contado que un día fui yo.

Los recuerdos un día

Cogerán carrerilla
no caerán, se tiraran.
Y es que ya nada más ocurrirá.

Ya no me preguntaras,

¿Qué ocurre, que me pasa?
Pues nada ocurrirá.
Me desgastaron punzada a punzada.

Gran envidia les tengo

a esos que siempre dices
que no tienen la culpa.
Envidia, sí,  porque se creen libres.

Celoso del crisol,

que les ilumina a ellos.
Yo mientras más oscuro.
Los quiero, pero su luz voy perdiendo 

Mi voz, es la navaja

roma al atardecer
se fundió en el oxido
No tengo voz, no la quiero tener

Si quieres la respuesta,

no, no va a poder ser.
Pregúntale a la tarde
de las lluvias y del viento, pregúntale.

Cuando aclare interroga,

mi camisa mojada
o a la hoja que navega
el río que arrulla, mi piedra oculta.




Pregunta a todos ellos.

Porque éstas, mis respuestas,
nunca te satisfacen.
Se esconden mudas en mis madrigueras.

Pregunta lo que quieras,

solo está el conformismo 
de mi voz, de mi réplica.
Mi personalidad no está, ha partido.

Se fue con mi existencia

en guerra con los mismos. 
Con el paso del tiempo,
vencido yo, vencidos mis recuerdos.

¿Podré recuperar...

mis recuerdos un día?
Y me cago en la puta
Que quiero acordarme de tus caricias

Me quiero acordar...

Cagoen Dios...
pero no me acuerdo.




Lo escrito a continuación es el pensamiento virgen, que dio lugar al anterior poema (usease, je, je,  una metamorfosis a una Endecha real).


Ya no me acuerdo
si alguna vez,
dibujaste en mi piel,
surcos de nieve
con tu índice.




Ya no me acuerdo,
si susurraste
en mi oído,
palabras de viento
con tu violín.

Tengo envidia 
de la roca de río.
Pues el agua
la acaricia.

Tengo envidia
de las hojas del serbal,
y de la brisa
qué las hace vibrar.

Tengo envidia
de los padres
de los hijos,
que de vez 
en cuando
dicen sí.

Tengo envidia
de los que se besan,
enamorados quinceañeros.
Frutos calientes
olvidados por el tiempo,
reminiscencia agria.

Amargura
del qué siempre apaga
la luz olvidada.
Eternas frases hechas
mudas en ciertos oídos.

Amigos olvidados
por las cadenas
de los que dicen siempre no.
De los que dicen espera...
y ahora voy.
Egoísmo puro,
palabras huecas.

Añoro esas caricias,
caricias de madre
que no recuerdo.

Y sobre todo,
añoro tus besos,
tus únicos besos.
De verdad, ya no los recuerdo.
Me cago en el tiempo
y de que se haya roto
el cristal de ese viejo
y carcomido reloj de arena.

Los recuerdos me han recordado
que ya no me pertenece mi vida.
Los recuerdos me han recordado
que hubo un día que era yo.
Los recuerdos algún día
cogerán carrerilla
y se tiraran.

Mis recuerdos
algún día
serán los tuyos, 
y ya no me preguntaras:
Que me pasa.
Qué me ocurre.
Pues ya nada ocurrirá.

Que envidia tengo
de los que nunca
tienen la culpa.

Qué envidia tengo
de los que el crisol
les ilumina.

Yo cada vez más oscuro.
Ya no tengo voz.
Ya no la quiero tener.
Mi voz, es navaja,
cuchilla roma,
puntal oxidado.

Ya no tengo voz.
Ya no la quiero tener.
Si quieres una respuesta,
no va a poder ser.

Pregúntale a la tarde
de lluvia y viento.
Pregúntale
a mi Jersey mojado
Pregúntale
a la hoja, qué surca
el río que acaricia
mi piedra oculta.

Pregúntale
a todos ellos,
porqué mis respuestas
no te agradan.

Pregúntale
a mi escondite
Pregúntale
a mi madriguera.

Aunque no encontrarás
respuesta,
pues mi escondite
está en mí.

Y ha partido.
Ha partido
a ninguna parte

Quiero esconderme
de mi existencia.
Esa qué llevo
y asumo.
Esa casa de hierro
que convertiría en humo
para recuperar
mis recuerdos
Caguendios....
Me quiero acordar 
de tus caricias

Pero no me acuerdo.


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